'Doce cuentos peregrinos' de Gabriel García Márquez



Julia Cruz
LICÈO SPAGNOLO
Piazza di San Lorenzo 8
50123 Firenze (Italia)

Sr. D. Gerardo Hurtado
LIBRERÍA MULTILIBRO
c/ Fernando el Católico 69
28015 Madrid (España)

Estimado Sr. Hurtado:

Le informo de que Doce cuentos peregrinos ha sido un éxito entre mis alumnos de español. Le agradezco su recomendación y tengo que darle la razón: la fantasía despierta la curiosidad y, con interés, el aprendizaje viene solo. ¡No es fácil conseguir la atención de trece adolescentes italianos cuando se acerca la hora del almuerzo!



Los jóvenes han progresado mucho con su lectura y tan ilusionados estaban, que decidí experimentar con un nuevo ejercicio. Les propuse dedicar una clase a comentar la novela entre todos, por supuesto en español, y fueron capaces de explicar las pinceladas de magia que se cuelan entre el realismo de los relatos de García Márquez. 



Todos estaban maravillados por la idea de que, al encender las luces, brotara el agua.Tampoco pasaron por alto El verano feliz de la señora Forbes: las largas excursiones de los niños por el fondo del mar junto a Oreste, que se enfrenta a los pulpos con tinta y sangre, y la disciplina de una institutriz alemana. Sobre botas de miliciano y tocando el cielo con un corte de pelo masculino, aguardaba a la noche para saltarse sus propias normas.



A ellas les gustaba insistir en el misterio de la señora del anillo de oro en forma de serpiente y con ojos de esmeraldas. La señora Frau Frida, muerta de forma accidental en el interior de un automóvil incrustado en la fachada del hotel Habana Riviera de Cuba. Y que se ganaba bien la vida descubriendo el significado de los sueños, sueños que se convertían en realidad. 



Por no hablar de la impresión que les causó la hija de Margarito Duarte, intacta y bella después de once años bajo tierra. Pesando nada más que el vestido, la corona y las flores que la adornaban en su entierro a sus infantiles siete años. Y rondando por las calles de Roma metida en un estuche de pino en busca de su santidad. Además de los cantos matinales del tenor Rafael Rivero Silva, contestados por el león de la Villa Borghese donde vivía en libertad en un islote desértico cercado por un foso profundo. 



A mí personalmente me cautivaron las escenas. Pequeños detalles inverosímiles que ponen del revés la verdad, lo posible, lo creíble. Y que consiguen sacar una sonrisa afable del que las piensa. Por eso me quedo con el marido de la señora Prudencio Linero escapando por unas horas de la muerte para fotografiar a sus familiares y amigos más queridos. Y del mismo texto, con los diecisiete ingleses envenenados, sacados en camilla, muertos  e inmóviles por la sopa de ostras de la cena, con sus treinta y cuatro patitas rosadas colgando.


Ahora me gustaría que me mandasen, si son tan amables, un ejemplar de La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada. Les di libertad a los alumnos para que eligiesen la próxima lectura y quieren continuar con García Márquez. Cuando les traduje el título, ya no querían otro. Estoy francamente ilusionada con la evolución que veo en ellos, y todo gracias a los libros que me facilitan cada semana.



Suya atentamente,

Julia Cruz.

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