Que María Dolores de Cospedal levanta pasiones entre los votantes del PP no
lo duda nadie. "¡Cospedal, Cospedal, Cospedal!", clamaban ayer, el día en que la
secretaria general del PP comparecía en la Audiencia Nacional por el caso
Bárcenas tras la declaración el martes de Francisco Álvarez-Cascos y Javier
Arenas, un grupo de jóvenes populares que se concentró para apoyarla. "Confío en
ella, no me creo que haya robado", afirmaba uno de ellos.
"Venimos de Toledo". "Nos acabamos de encontrar". "Somos de Nuevas
Generaciones, pero no estamos organizados". Lo único en lo que se pusieron de
acuerdo los más de 20 simpatizantes allí reunidos es en que estaban en Madrid
para solidarizarse con Cospedal y que ella, aunque sabía que vendrían, no les
había ni pedido que estuvieran.
Con la llegada de la presidenta de Castilla-La Mancha a la sede judicial, los
aplausos y vítores en favor de Cospedal se mezclaron con los gritos de los
afectados por las preferentes de Bankia, muy ruidosos aunque apenas llegaron a
superar el medio centenar de personas. Ambos grupos se enfrentaron a gritos al
final de la madrileña calle Prim con el Paseo de Recoletos pero permanecieron
separados por una valla improvisada y fortalecida por la Policía.
Cánticos de "ésto nos pasa por un Gobierno facha" y "dónde están, no se ven,
los esbirros del PP" se aliaron con pancartas que difundían mensajes como "Santa
Cospedal a sus fieles da el don de robar" para hacer frente a la solitaria
consigna del coro de "¡Cospedal, Cospedal, Cospedal!", amplificada por un
megáfono.
La tensión se alargó tan sólo unos minutos después de la entrada de la
dirigente popular. La figura de Cospedal salió de un vehículo oscuro minutos
antes de las nueve y media de la mañana y antes de traspasar la puerta de
entrada al Tribunal regaló, girando levemente la cabeza hacia la izquierda, una
media sonrisa a la prensa. Breve pero justa. Sin ofrecer mayores impresiones,
entró decidida, aunque no fue hasta las 11 menos cuarto cuando fue llamada para
testificar ante el magistrado Pablo Ruz.
El ambiente tabernero en el interior de la Audiencia dio paso al silencio
absoluto cuando iba a ser pronunciado su nombre. María Dolores de Cospedal. Y
todas las miradas se centraron en el paso fuerte y enérgico pero nervioso y
tenso de la secretaria general justo antes de adentrarse en el interrogatorio
por los papeles de Bárcenas y la supuesta contabilidad B del Partido Popular,
que se extendió durante más de dos horas. Comenzaba una nueva espera.
A medida que avanzaba la mañana los preferentistas y los populares se fueron
distanciando cada vez más hasta acabar cada uno en una esquina y acera distinta
del paseo de Recoletos. Y hasta que no se cumplieron las dos horas de
declaración de la número dos del PP y presidenta de Castilla-La Mancha no
volvieron a la carga: "Gobierno dimisión" y "Corruptos a prisión" contra
"¡Cospedal, Cospedal!".
La despedida de la secretaria general del PP tuvo lugar sobre la una y cuarto
de la tarde y transcurrió de forma similar a su llegada. Fue recogida por un
coche negro en la puerta del número 12 de Prim, sede provisional de una
Audiencia Nacional en obras.
Sin embargo, decidió marcar distancia con sus antecesores en el cargo,
Álvarez-Cascos y Arenas. María Dolores de Cospedal sí se dirigió a la multitud
de periodistas que la esperaban en la acera de enfrente del edificio judicial y
pronunció un balance final: "Todo bien".
Publicado el 15 de agosto de 2013 en El Mundo.
Fotos: Javi Martínez - Mundo.
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