"¡Quítenme a ése de ahí!"



Solo, al paso, a pecho descubierto y con la mirada al frente hizo ayer su aparición y despedida Francisco Álvarez-Cascos en la Audiencia Nacional para declarar como testigo en el caso Bárcenas. Pero ni una sola palabra ni suspiro alguno salieron de su boca. Al menos no en el trayecto que realizó en estas dos ocasiones entre su coche oficial, detenido en la esquina del madrileño Paseo de Recoletos con la calle Prim, y el Tribunal, en esta misma vía.

Un paseo de más de 100 metros que se convirtió en el momento de mayor expectación de la jornada de ayer a las puertas de la Audiencia, en parte por el forcejeo que se produjo entre los medios de comunicación y la cadena policial que escoltó al ex secretario general del PP y actual presidente de Foro Asturias en la comunidad autónoma hasta que la ventanilla del vehículo escondió el semblante contenido de Álvarez-Cascos. "Quítenme a ése de ahí", dijo el policía que cerraba la puerta del coche refiriéndose a uno de los cámaras que grababan, poniendo fin a la escena de enredo y desconcierto.

"¡Señor Cascos!, ¿había contabilidad B en el Partido Popular?, ¿hizo usted cobros?, ¿o pagos?". Las preguntas de los periodistas quedaban sin respuesta mientras todos avanzaban a empujones, pisotones y cámaras por los aires. Gritos de indignación e insultos de algunas personas concentradas en la zona, como "ladrón" y "chorizo", quedaban tras el coche del ex ministro de Fomento.

Esta aparición contrastó con la del segundo ex secretario general popular del día que compareció ante el juez Ruz. Javier Arenas sólo se dejó ver unos instantes. Puso el primer pie en el suelo desde el coche, ya a la entrada del número 12 de Prim, y allí fue recogido tras su declaración. No miró atrás en ningún momento, entró rápido, decidido y acompañado. Y, a su partida, la última tras las salidas de los otros tres testigos, Álvarez-Cascos, Cristóbal Páez y Antonio Ortiz, todavía quedaban fuerzas para un último ladrido. "¡Arenas, ladrón, vas a acabar en Soto del Real, muy cerquita de mi casa!", lanzó al aire una de las poco más de 10 personas, a excepción de los periodistas, que aguantaron desde primera hora de la mañana en los alrededores de la sede judicial hasta que desapareció el auto del dirigente andaluz sobre las cinco de la tarde.

El grupo más numeroso de quienes se concentraron en la zona para expresar su malestar con los dirigentes populares lo conformaron los preferentistas de Bankia que, liderados por su Mariano Rajoy característico en forma de careta y guiados por un gran sobre con el remite Restaurante Bar Cenas. Especialidad en chorizos. Soto del Real, mantuvieron los pitidos y cánticos de protestas toda la mañana. "Gobierno dimisión, corruptos a prisión" pedían sujetando consignas como "Con Bárcenas aún trinando y otras gaviotas graznando, el pájaro huye al campo".

Publicado el 14 de agosto de 2013 en El Mundo.

Foto: Javi Martínez - Mundo.

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