La desgracia de Ana Belén es más propia de una película de terror y, hasta
podríamos llegar a pensar que es imposible, que no puede haber ocurrido tropelía
semejante. Eso desearía esta joven jienense, que busca justicia tras ver cómo un
todoterreno acababa con la vida de su novio.
"Mi pareja Víctor falleció en Senegal hace cinco semanas por un atropello aún
sin clarificar, al que le siguió una serie de irregularidades desde el minuto
uno. Queremos saber la verdad de lo que pasó, una investigación adecuada y que
se celebre un juicio justo". Ésta es la súplica que Ana Belén ha plasmado en la
plataforma web change.org y que apoyan ya más de 20.000 firmas.
La pareja, natural de Jaén, llegó a Senegal desde Gambia, cumpliendo con uno
más de sus veranos de ayuda humanitaria. El 19 de julio paseaban por un camino
arbolado, vecino a una carretera separada por un arcén. "Había mucha gente como
nosotros", comenta Ana Belén. De pronto, "un Toyota a gran velocidad perdió el
control, invadió otro carril, se salió de la calzada y le atropelló".
El conductor, "sin un rasguño", iba acompañado por otras dos personas a los
que la ambulancia recogió mientras Víctor yacía en el suelo. "Yo no cesaba de
gritar, llorar y suplicar. No entendía qué estaba pasando, por qué no llevaban a
Víctor al hospital. Y es que le dieron por muerto sin más". Sin embargo, "me
estuvieron engañando durante horas al asegurarme que no estaba muerto, que no
estaba muerto", repite Ana Belén .
"Cogieron a Víctor de pies y manos y lo lanzaron sin protección ninguna a la
parte de atrás de una camioneta". A la intemperie. "Tengo grabada la imagen,
como si fuera un cerdo degollado. No lo voy a olvidar en mi vida", queda en
silencio Ana. Admite que "estaba en shock" pero que se daba cuenta de todo.
"Aquel fue el levantamiento del cadáver".
Tras pasar de largo por urgencias, donde "me empujaron y me echaron" por
insistir en que Víctor fuera reconocido, la montaron de nuevo en la camioneta y
la soltaron en un cuartelillo para tomarle declaración por el accidente. Para
convencerla de que bajara del auto donde estaba el cuerpo, un bombero le gruñó:
"Francamente, el tío estaba muerto desde el principio". Y el coche partió
dirección al depósito de cadáveres. "Supongo que se habrán cargado a muchas
personas así, llevándolas directamente a la morgue", reflexiona.
"¿Es usted esposa o amante?" fue la primera pregunta de la declaración.
Aunque se negó a firmar un texto que obviaba todas las irregularidades y
desatenciones cometidas, no le quedó más remedio. No consiguió una copia del
escrito a mano a pesar de volver día, tarde y noche.
Ana Belén llegó a temer por su vida. "Una noche de tormenta" un presunto
hermano del conductor imprudente y una persona que describe como "un brujo" se
presentaron en el cuarto de su hostal y echaron la llave tras ellos. "Uno no
paraba de llorar que les perdonase y otro invocaba a Dios y me decía que no
quisiera venganza. Sentí que buscaban algo para darme un golpe en la
cabeza".
De manera extraoficial, la noche del 24 se enteró de que al día siguiente se
iba a celebrar el juicio por el atropello. Consiguió un abogado y pidió que la
cita judicial se pospusiera, solicitud que le fue concedida. Pero que no
acataron: el juicio se celebró sin ellos, sin testigos, y sin tener en cuenta
las pruebas que Ana Belén había tenido "la sangre fría" de recoger, como ella
misma señala, tras regresar al lugar del siniestro.
Cuatro meses de cárcel, cinco meses sin carnet y el equivalente a 83 euros de
multa. Es la condena para el homicida de Víctor y que Ana Belén considera
"incomprensible". Su preocupación hoy se centra en la apertura de un nuevo
juicio que aclare todas las "sospechas". La madrugada del 25 "volví con Víctor a
casa", dice la novia, y esa misma tarde fue enterrado. "La familia había
esperado demasiado tiempo", suspira.
Publicado el 25 de agosto en El Mundo.
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