Miles de personas salieron a la calle ayer en una treintena de ciudades españolas durante la primera jornada de huelga educativa en la que participan a la vez profesores, padres y alumnos. Desde infantil a la universidad, en la escuela pública y en la concertada, los asistentes a los paros clamaron contra la ley que ultima el ministro de Educación, José Ignacio Wert, y contra los recortes que, en los últimos años, se han producido en el ámbito educativo.
Con lemas como "Wert dimisión", "No a la privatización de la educación", "La educación no se vende, se defiende", "Esta reforma la vamos a parar" o "No sobran maestros, sobran ministros", los asistentes a las manifestaciones pidieron al Gobierno que retire la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce). Si no, amenazan, habrá nuevas movilizaciones.
La asistencia fue muy distinta en función de quién la valorara. Según el Ministerio de Educación, "no alcanzó el 20%" y "ha sido la convocatoria en la que menos gente ha participado de todas las que se han celebrado", en alusión a las movilizaciones de mayo de 2012 (profesores y estudiantes) y octubre de 2012 (padres y alumnos). Según los convocantes, el 72% de los profesores y el 90% de los estudiantes faltaron a su cita con las aulas en la escuela pública no universitaria. "Ha sido la marcha más respaldada", coincidían los miembros de CCOO, UGT, STEs, CGT, la Ceapa y el Sindicato de Estudiantes.
En la concertada, el apoyo fue del 25%, según los sindicatos, que destacaron que los mayores éxitos se dieron en La Rioja, Asturias, Cantabria, Baleares, la Comunidad de Madrid, Murcia, la Comunidad Valenciana y Aragón. Y admitieron también que la huelga pinchó en Canarias, el País Vasco, Castilla-La Mancha y Castilla y León.
La manifestación que centralizó todo el espíritu de la huelga fue la de Madrid, donde una multitud tiñó la tarde de verde con camisetas que reclamaban, una vez más, una "educación pública de todos y para todos".
Con un "No a la Lomce, no a las contrarreformas", la pancarta de apertura, abrazada durante toda la marcha por una cadena humana, concentraba las principales reivindicaciones. El Sindicato de Estudiantes, reclamaba, además, "la dimisión del Gobierno en bloque". "No aceptamos a este ministro que legisla para las minorías, para los banqueros, para reyes que se van a Botsuana e infantas que dejan de estar imputadas", expresó su secretario general, Tohil Delgado.
El secretario general de la Federación de Enseñanza de CCOO, Francisco García, también instó a Wert a "escuchar a la calle y dimitir". "Si el anteproyecto de ley no se aprueba mañana [por hoy] en Consejo de Ministros, se consideraría un triunfo de la calle", avisaba. "Señor Wert, dimisión", coreaban, mientras tanto, los asistentes, entre pitidos y tambores.
Por otro lado, entre 10.000 personas, según la Guardia Urbana, y 100.000, según los convocantes, la mayoría vestida de amarillo, llenaron varias calles de Barcelona. Los manifestantes llevaban grandes esculturas con forma de chorizo con la cara de Wert y algunos arrojaron botellas de plástico, latas y pintura contra los Mossos y la sede de la Generalitat. También se destrozaron cajeros y los tornos del tren se pintaron e inutilizaron con silicona.
Asimismo, 7.000 personas protestaron en las calles de Murcia y 3.000, en Palma de Mallorca, además de en ciudades como Zaragoza o La Coruña. En Valencia se realizaron tres detenciones. Otras dos personas fueron arrestadas en Valladolid por un altercado con policías nacionales cuando un grupo intentaba entrar en la Consejería de Educación. También hubo un joven detenido en Jaén por presuntas agresiones y atentado contra un agente de la autoridad, al terminar la manifestación. En Sevilla, jóvenes de ultraderecha provocaron momentos de tensión con los asistentes. Y un piquete trató de cerrar el acceso a la Universidad Pablo de Olavide, lo que provocó que interviniera la Policía.
El 9-M había arrancado la noche anterior con encierros en colegios y facultades de varias ciudades. Curiosamente, en vez de quedarse en casa, los alumnos acudieron a las puertas de los colegios, acompañados en muchos casos por sus padres y animados por sus profesores. En el Instituto San Isidro, en Madrid, el día empezó con un denominado "acto solemne de no entrada". "Es lo que se conoce como huelga activa", explicaban los organizadores.
La huelga no fue secundada por los sindicatos Anpe y CSI-F, ni por la Confederación Católica de Padres de Familia y Padres de Alumnos (Concapa), que, sin embargo, comparten con los organizadores la oposición a la reforma educativa y a los recortes. Todos, cada uno a su manera, unidos contra Wert.
Publicado el 10 de mayo de 2013 en el diario El Mundo
junto a Olga R. San martín.
Fotos: Pedro Armestre - Afp.
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